¿A quién busco en situaciones que parecen no tener esperanza?
A los tres meses de la muerte de Marius Suzanne, Hippolyte Courtès cayó gravemente enfermo. El P. Rey escribe: “Esto fue algo realmente estremecedor para el aún sufriente corazón del P. De Mazenod. Amaba al P. Courtès tanto como al P. Suzanne, que siendo uno de sus primeros hijos mejor le comprendía y estaba por completo imbuido de su espíritu y sentimientos. Además, el P. Courtès por sus aptitudes, su rara prudencia, aptitud para los asuntos, su espíritu religioso y su devoción sin medida, era alguien indispensable, en quien después de Dios, el Fundador contaba para el futuro de su obra.…” (nota al calce a EO VII 328).
Eugenio, debilitado por los fuertes golpes, confía su lucha para continuar:
Rompí la carta que escribía mi querido Tempier; expresaba demasiado vivamente la angustia que me produce la situación de nuestro querido P. Courtès y usted hubiera sufrido demasiado al saber cómo me encuentro. Realmente no tengo fuerza para escribir y decir que no me quedan casi esperanzas. El Dr. d’Astros acaba de decirme no responde si se repite lo de anoche. ¿Dónde encontrar fuerzas después de esto? Aunque no lo manifieste exteriormente, me siento incapaz de decir una palabra. Estoy en un estado que se asemeja a la agonía. No sé si es agotamiento, abatimiento o qué es, no me siento con fuerza para volver a pasar lo mismo que con la otra niña de mis ojos que me fue arrancada, como estoy amenazado de perder a ésta…
Y nuestra Sociedad, ¿cómo podría recuperarse de estos dos inmensos golpes? Estoy abatido por esta pérdida; no me repondré de ella jamás.
… Me contentaré con ofrecer el santo Sacrificio para que Dios bondadoso tenga piedad de mí y no prive a nuestra Sociedad de una de sus piedras fundamentales…….
Carta a Henri Tempier, Mayo 10, 1829, EO VII núm. 328
Cuando parecía no haber esperanza, Eugenio ponía todo en manos de Dios. ¿A quién busco en situaciones que parecen no tener esperanza?