LA VISIÓN DE NUESTRA FUNDACIÓN HOY EN DÍA: EL LLAMADO AL DINAMISMO PROFÉTICO

El centro de nuestra espiritualidad, el enfoque del carisma y la fuente de nuestra misión se expresa en nuestra Regla:

A través de la mirada del Salvador crucificado vemos el mundo rescatado por su sangre, con el deseo de que los hombres en quienes continúa su pasión conozcan también la fuerza de su resurrección (C 4).

La siguiente Constitución de nuestra Regla de Vida sobre la que reflexionaremos, refleja nuestra visión de fundación hoy en día y nos exhorta exactamente a:

Como miembros de la Iglesia profética, los Oblatos han de ser testigos de la santidad y la justicia de Dios, reconociéndose ellos mismos necesitados de conversión. Anuncian la presencia liberadora de Cristo y el mundo nuevo que nace de su resurrección. Escuchan y hacen que se escuche el clamor de los sin voz, que apela al Dios que «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes» (Lc 1, 52). Llevan a cabo esta misión profética en la comunión eclesial, según las disposiciones de la jerarquía y bajo la dependencia de los superiores.

CC&RR, Constitución 9

Fernando Jetté, nuestro Superior General de 1974 a 1986, comenta al respecto:

«… todos reconocen la necesidad de que una Congregación misionera dedicada a evangelizar a los pobres se abra a esta nueva dimensión y se comprometa, en forma clara y de acuerdo a su vocación propia, a la defensa de la justicia y de los derechos humanos. Ese es el sentido de  este artículo, uno de importancia, que no carece de su elán (ed. Fuerza de animación).

De hecho, el profetismo que pide, aun cuando puede considerar de forma especial la justicia social, es mucho más amplio que la sola defensa de los derechos humanos. Expresa una realidad que descansa en el mismo centro de la vida religiosa, profetismo básico de ella, concretamente en luchar con el mundo, es decir, el mundo lleno de ambigüedad y marcado por el pecado en el que vivimos, un mundo a disputar con la justicia y santidad de Dios. De vivirse como se debe, es decir, de forma radical, la vida religiosa es por su existencia misma y la práctica de los votos, ambos una impugnación absoluta, a menudo silente, de todo lo que es terreno en el mundo y en la Iglesia, así como la proclamación de un nuevo mundo originado en la resurrección de Cristo.»   The Apostolic Man, pág. 99

 

“La tarea del ministerio profético es fomentar y evocar una conciencia y percepción alternativa a la conciencia y percepción de la cultura dominante a nuestro alrededor”. Walter Brueggemann

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