El día anterior a su muerte, Eugenio encomienda lo siguiente a su familia Oblata:
Aseguradles que muero feliz… que muero feliz porque Dios ha sido muy bueno conmigo por elegirme para fundar la Congregación de los Oblatos en la Iglesia.
Y como el último deseo de su corazón:
Practicad entre vosotros la caridad… la caridad… la caridad… y fuera, el celo por la salvación de las almas.
Joseph Fabre (sucesor de Eugenio como Superior General), Circular de 1861