ACOMPAÑANDO A LOS MORIBUNDOS

El joven miembro de la Congregación de la Juventud sobrevivió un mes más. Durante este tiempo Eugenio le hizo frecuentes visitas. Comenta Yvon Beaudoin:

“Durante sus primeros años de sacerdocio, Eugenio acompañó en el momento de la muerte a los enfermos terminales que se lo pidieron. Fortunato de Mazenod escribió al padre del Fundador el 1 de Abril de 1819:

tú sabes que no deja ni por un momento a las almas confiadas a su cuidado cuando están en peligro de muerte”

APR FB V 1-7.

Escribe Eugenio en su Diario:

Estando a punto de morir el congregante que hizo su primera comunión por Viático el pasado mes, los congregantes se reunieron en la iglesia de la Magdalena y, cuando la campana anunció su agonía, el Sr. Director conforme al artículo del reglamento hizo personalmente las oraciones de los agonizantes, y no abandona al moribundo, ante quien acude cinco o seis veces al día, a menudo acompañado por algunos congregantes que hacen con gusto este acto de caridad.

Diario de la Congregación de la Juventud, el 30 de marzo 1815, E.O. XVI

Viene a la mente como esta práctica estuvo a punto de llevarle a la muerte el año anterior cuando acompañaba a los prisioneros de guerra Austriacos que estaban muriendo por el tifus.

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