Ya me recuperé de mi caída; olvidémosla, pues.
Mientras iba de Gap a Notre Dame du Laus, el carruaje proporcionado por el Obispo de Gap se volcó al acercase al pueblo de Rambaud . Eugenio se golpeó la cabeza violentamente, ocasionando una cortada en la sien. Ofreció su dolor a Dios para resarcir las acciones anti-religiosas del gobierno. El primero de los “Decretos de Junio” hacía que las escuelas secundarias eclesiásticas estuvieran sujetas a la regla de la Universidad y al certificado de estudios. Explícitamente prohibía a los Jesuitas enseñar.
Ojalá pudiera agotar los dardos de la cólera divina que amenazan a Francia. La ordenanza que al expulsar a los Jesuitas priva a todas las familias cristianas del único medio que les quedaba para educar a sus hijos en nuestra religión y preservar sus costumbres del terrible contagio que propagan los colegios de la Universidad, es un crimen público que cuenta con tantos cómplices como sean los que la aprueben
Para empeorar todo, el Ministro de Asuntos Eclesiásticos en el gobierno era Obispo:
El escándalo de ver a un obispo refrendar esa ordenanza y provocarla con un informe indignante, es también un atentado que no será fácil expiar. ¿Cómo expresar el dolor que siento a la vista de tan graves desórdenes? Lo comprende usted que comparte tan bien mis sentimientos. No basta con gemir; habría que hacer resonar por toda la tierra el grito de las más fuertes reclamaciones…
Se siente impotente
… mientras que en donde estoy me siento como un león que experimenta todo su vigor, su fuerza y su bravura, pero que roe, impotente, su cadena y freno, blanqueándolos con su espuma.
Carta a Henri Tempier, Junio 24, 1828, EO VII núm. 304
Actualmente el Papa Francisco hace eco continuamente a los mismos sentimientos, en vista del creciente sufrimiento humano. Invitándonos a la actitud compasiva de Jesús, constantemente nos dice, como Eugenio: “¿Cómo expresar el dolor que siento a la vista de tan graves desórdenes?”
“La cultura del bienestar, que nos hace pensar en nosotros mismos, insensibles al sufrimiento de los demás, que nos lleva a vivir en burbujas de jabón, que aunque hermosas no son nada sino ilusiones de la futilidad, de lo pasajero, que trae indiferencia hacia los demás, que incluso trae la globalización de la indiferencia. En este mundo de globalización, hemos caído en la globalización de la indiferencia. Estamos acostumbrados al sufrimiento ajeno, no nos concierne, no es asunto nuestro.” Papa Franciscocompasióncompasión