LA PACIENCIA ES UNA TORMENTA QUE NO PUEDE SER  CONTROLADA

El Santuario Mariano en Laus fue la segunda comunidad Oblata establecida en Francia, y se convirtió en un centro de misión exitoso con los peregrinos en los meses cálidos y la base de los misioneros que partían a las aldeas durante los meses invernales. Desafortunadamente, el Obispo de Gap y algunos sacerdotes  veían que los Oblatos eran muy “liberales.” La diócesis era seriamente Jansenista y condenaba su enfoque pastoral, mientras los Oblatos seguían la teología moral de Alfonso de Liguori, que subrayaba la misericordia y la compasión de Dios. Esta fue la fuente de fricción constante durante la siguiente década.

La carta del Obispo el 30 de enero a Eugenio no ha sido localizada, pero el Padre Simonin la resume en estas palabras: “El Obispo marca en ella los principios aceptados en su diócesis para la administración de los sacramentos, principios, con los que de acuerdo a los  pastores, los misioneros estaban en desacuerdo. La situación no puede continuar así y quienes trabajen en la diócesis, deberán comprometerse a seguir nuestros principios.” Misiones OM1, 1897, pág. 366

Dándose cuenta de que la cooperación con el Obispo local era esencial para continuar su ministerio en Laus,  Eugenio respondió en forma tal que no se cerrara la puerta. De ninguna forma renunció a los principios de los Oblatos, sin embargo, los misioneros continuaron en forma discreta su enfoque pastoral en el confesionario.

Mi intención era contestar la carta que me hizo el honor de escribir el 30 de enero, al regreso de nuestros misioneros. No pude hacerlo cuando partieron y habría querido tener un poco de tiempo, que no he tenido, para contestar a los penosos comentarios que contiene su carta. Casi me alegro, pues cuando está uno vivamente ofuscado, es difícil no se escape alguna expresión que puede ser mal interpretada, y me dolería muchísimo ofender, cuando mi intención sólo es expresar una queja. Me alegro mucho que usted y nuestros padres Mie y Touche, hayan congeniado y me atrevo a esperar lo mismo con cuantos le agrade o juzgue conveniente emplear en su diócesis; a nadie enviaré que no sea de su agrado, y si desafortunadamente alguien le desagradara, basta con que me lo comunique para que se abstuviera de cualquier ministerio exterior en su diócesis; pero no tengo gran preocupación al respecto.

Carta al Obispo Arbaud de Gap, Marzo 10, 1828, EO XIII núm. 64

 

“He tenido muchas tormentas en mi vida. La mayoría me tomaron por sorpresa,  así que tuve que aprender muy rápidamente  a ver más allá y comprender que no soy capaz de controlar el clima, ejercer el arte de la paciencia y respetar la furia de la naturaleza.”   Paulo Coelho

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