DESEO QUE EL SEÑOR INSPIRE A UNOS Y A OTROS LO QUE CONTRIBUYA MÁS A SU GLORIA

Convencido que el sacerdote en cuestión tenía una vocación genuina a la vida misionera de los Oblatos, Eugenio le recomienda ser paciente y no ser rechazado por oposición. La voluntad de Dios triunfaría a la larga.

En su caso particular, le diré que es imposible desconocer su vocación al estado religioso; que la atracción constante hacia las misiones indica la elección que debe hacer, y que conforme a eso, estaría dispuesto a admitirle en nuestro noviciado; que Mons. el Obispo de Digne, quien emplea constantemente a nuestra Sociedad en su diócesis, no debería negarle el permiso de unirse a nosotros; pero nos vemos obligados, a pesar del derecho que tiene de seguir su vocación y de nuestros privilegios para facilitarle el medio, a esperar a que Su Ilustrísima le conceda  permiso para realizar su proyecto. 

Eugenio veía de primordial importancia la unidad con el Pastor en jefe y pide que las partes involucradas lleguen a un acuerdo, para servicio de la gloria de Dios y las almas más abandonadas.  Es interesante que el obispo en cuestión, Miollis, sea identificado como el obispo inmortalizado por la literatura en “Les Miserables.” Eugenio y él se conocían de Aix, y fue él quien invitó a su compatriota provenzal a aceptar el santuario de Notre Dame du Laus.

Su Prelado es un santo obispo; debe por consiguiente, conocer las normas de la Iglesia, y no pensar poder oponerse a su vocación; pero le está permitido probarle; puede seguir lo difícil, y tener la idea de que su proyecto no es más que un fervor pasajero. Insista ante él, haga valer las razones de su vocación a un estado más perfecto; suplique, no se desanime ante las respuestas evasivas. No resistirá peticiones perseverantes, que probarán su verdadera vocación.
Sólo me queda esperar que el Señor inspire a unos y a otros lo que contribuya más a su gloria y al cumplimiento de sus designios misericordiosos, para las pobres almas más abandonadas, al servicio de las cuales se consagra especialmente nuestra Sociedad.

Carta a un sacerdote de la diócesis de Digne, Julio  22, 1827.,EO XIII núm. 61

 

“Una de las principales tareas de la teología es encontrar palabras que no dividan, sino unan, que no creen conflicto, sino unidad, que no hieran, sino que sanen.”   Henri Nouwen

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