EL CAPÍTULO DE 1826: SIN DUDA LA EXISTENCIA Y APROBACIÓN DE LOS OBLATOS FUE OBRA DE DIOS

A su regreso de Marsella, Eugenio convocó a un Capítulo General Extraordinario del 10-13 de julio de 1826. En su discurso inaugural, recordó los eventos que llevaron a la aprobación papal y se explayó en su significado. Al igual que siempre había tenido la profunda convicción de que su vocación provino directamente de Dios, así también la existencia de los Oblatos. Su existencia y aprobación fue la obra de Dios. Después de este evento consideraba que la Regla no era el trabajo de un autor humano, sino propio de Dios que había inspirado al Papa para darles el carácter de la autoridad divina. A continuación encontraremos las minutas de las actas:

“Nos aseguró que no veía en nada al hombre y que estaba tan persuadido de que habían sido inspirados por el Cielo, que le era imposible reconocerse como algo más que el instrumento de la Divina Providencia.”

PIELORZ, J., Les Chapitres généraux I, p. 57-58.

 

Los medios extraordinarios que tuvieron lugar en Roma, en un clima en el que no se aprobaban nuevas fundaciones, fue una mayor confirmación de la providencia de Dios.

 

“Las mejores y más hermosas cosas del mundo no se pueden tocar ni ver – deben sentirse con el corazón.”   Helen Keller

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