COJEANDO AL SALIR DE ROMA

Comida con el teólogo Lanteri.  Tengo ya el viaje en diligencia el domingo 30, para regresar a Francia, pasando por Loreto, Milán y Turín..

Diario en Roma, Abril 22, 1826, EO XVII

El tiempo era frío y húmedo; no sé si debo atribuir a eso o tal vez a un exceso de fatiga, un dolor muy vivo en los músculos de la pierna izquierda y una debilidad muy marcada en esa parte, que casi me impedía caminar.  Debía salir mañana; he logrado diferir la salida hasta el jueves.

Diario en Roma, Abril 29 1826, EO XVII

El mal ha aumentado en vez de disminuir.  Intenté salir, pero caminaba con gran dificultad.  Al llegar a casa del marqués de Croza, quiso llevarme a un paseo en coche, lo cual  no me hizo ningún bien; y al regresar, creí que nunca llegaría a casa.  Si esto sigue así, menudo viaje me espera, porque estoy  decidido a terminar y salir el jueves sin falta.

Diario en Roma, Abril 30, 1826, EO XVII

Los músculos de mi pierna están más irritados y débiles que nunca. No pude salir hoy, y con gran dificultad pude celebrar. Esta molestia me da la impresión de ser una ciática.  Sí es así, necesitaré paciencia.

Diario en Roma, Mayo 1°, 1826, EO XVII

No sé si debiera ver esta demora como muy afortunada de algún modo; el caso es que le pido no dejarse alarmar excesivamente, pues ese sábado tuve un dolor en el muslo similar al que me aquejó en el brazo hace dos años. No podía caminar, así que imaginará mi predicamento, pues Dios sabe cuánto utilizo mis piernas. Afortunadamente, la esposa de un doctor que vio mi difícil situación, me dio un frasco del mismo ungüento que Trussy me había prescrito para el brazo; créame que tres aplicaciones fueron suficientes para quitar el dolor y devolverme la posibilidad de caminar. Me encuentro bastante mejor ahora y saldré sin la menor preocupación. Habría querido no mencionarle este pequeño inconveniente, pero mucha gente me vio cojear, y entre otros, dos franceses que salen hoy al sur de Francia. Temí que se refirieran a mí, pudiendo exagerar mi malestar de forma tal que le asustaran, cuando no fue de gravedad.
Estaré en Loreto el sábado y no saldré hasta el martes; confío estar en Milán para el día de Pentecostés y saldré al tercer día de la Festividad, si me es posible encontrar transporte.

Carta a Henri Tempier, Mayo 4, 1826, EO VII núm.  238

 

Después de tanto sufrimiento, una sonrisa al final: “El problema de ser hipocondriaco hoy en día, es que los  antibióticos curan todas las buenas enfermedades.”   Caskie Stinnett

Esta entrada ha sido publicada en cartas, diario y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *