LA APROBACIÓN DE LOS OBLATOS: TODAS LAS ALMAS ABANDONADAS, DONDEQUIERA QUE SE ENCUENTREN, SERÁN SIEMPRE EL OBJETO DE NUESTRO CELO Y TENDRÁN DERECHO A NUESTROS SERVICIOS

Eugenio ha sido descrito a menudo como un apóstol con un corazón del tamaño del mundo. Su celo misionero y generosidad se puso al descubierto como respuesta al celo y generosidad de Dios en su propia vida, y después en la vida de los Oblatos. Al alegrarse con los Oblatos por la aprobación de la Iglesia a la congregación, constantemente regresa al momento en que se dio cuenta de la bondad de Dios, mostrada en forma directa a través de las acciones del Papa.

Cuanto más pienso en nuestro asunto, más veo en él la mano de Dios, cuya acción ha sido reconocida también por todos los que han sido instrumentos de su misericordia con nosotros. Piense que somos los únicos favorecidos de esa manera y que fue el Papa quien lo hizo todo. 

Al ver este patrón y modelo de vida religiosa misionera, Alfonso Liguori, (ver  http://www.eugenedemazenod.net/esp/?p=647), muestra que los pasos similares que él y los Redentoristas dieron no obtuvieron los mismos resultados que Dios logró para  Eugenio.

Ni siquiera hemos tenido la ansiedad que experimentó el Beato Alfonso, cuando su Congregación fue aprobada en 1749 por el papa Benedicto XIV. Primero sólo se le quería aprobar para el reino de Nápoles, y después se rehusaba la aprobación al Instituto: Regulam et non Institutum. En nuestro caso, el Papa no sólo aprueba la Congregación, sino que la funda: Constituimus..[ed nos constituye, nos da vida como Oblatos de María Inmaculada]  Se había creído al principio que sólo lo solicitábamos para Francia, y el cardenal ponente me decía: «Acepte eso por ahora; lo demás vendrá después». No estuve de acuerdo y todo se arregló según nuestros deseos. 

Al darse cuenta de la bondad abrumadora e inmensa de Dios, es fácil comprender porqué el celo de Eugenio y los Oblatos se extiende a todas las almas abandonadas en todo el mundo.

Debo decir que bastó mi observación de que nuestra Congregación no limitaba su caridad a un rincón de la tierra y que todas las almas abandonadas, dondequiera que estuvieran, serían siempre objeto de su celo y tendrían derecho a sus servicios, para que accedieran a mi forma de verlo.

Carta a Henri Tempier, Marzo 20, 1826, EO VII núm. 231

 

“La gratitud da sentido a nuestro pasado, trae paz al presente y crea una visión para el mañana.”     Melody Beattie

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