RECUERDA QUE DESPUÉS DE DIOS, ERES MI GUÍA Y BRAZO DERECHO

El nombramiento de Fortuné de Mazenod como Obispo de Marsella en enero de 1823, significó que habría de partir a París de inmediato para cumplir con los procesos eclesiásticos y civiles requeridos. Eugenio le acompañó en el viaje, que habría de retenerlos en París por seis meses.

A partir de ese momento, la vida de Eugenio cambiaría radicalmente. En 1817, cuando el nombramiento de Fortuné era una posibilidad, había insistido a Eugenio: “Recuerda que después de Dios, eres mi guía y brazo derecho…” (Carta de Fortuné de Mazenod a Eugenio de Mazenod, octubre 9, 1817, P.R., FB I-2)

En vista de ello, Eugenio no había tenido alternativa, sino aceptar la voluntad de su tío:

Sí, sí, queridísimo tío, yo cargo con toda la responsabilidad …

Carta al Padre Fortuné de Mazenod, en Palermo, Noviembre 17, 1817, O.W. XV núm. 143

Leflon nos da un resumen de lo ocurrido:

El 9 de febrero, el Obispo electo, Fortuné y el Padre de Mazenod partieron a la capital. Era el inicio de una nueva era para ambos. Más allegados entre ellos que nunca, trabajarían en realizar la misma tarea, en una diócesis cuyo desarrollo económico, político, social y religioso se encontraba en completo auge; y según lo previsto por el Fundador, la instalación de su tío en la Sede de Lázaro, aseguraría la base sólida y permanente para la expansión de la Sociedad de los Misioneros de Provenza, que era aún un pequeño grupo poco consolidado.

Leflon Volumen 2, Capítulo Cinco

Ahora que el nombramiento era un hecho, Eugenio se vio forzado a dejar Aix definitivamente y mudarse al lado de su tío en Marsella, añadiendo la responsabilidad de ser Vicario General a la de Superior de los Misioneros. El compartir la responsabilidad entre los Misioneros Oblatos y la Diócesis de Marsella sería el patrón de su vida de amor por la Iglesia en los siguientes 38 años.

Su espíritu continua hoy en día:

Por amor a la Iglesia, los Oblatos cumplen su misión en comunión con los pastores que el Señor ha puesto al frente de su pueblo; aceptan lealmente, con fe esclarecida, la enseñanza y las orientaciones de los sucesores de Pedro y de los Apóstoles.

En las Iglesias locales donde trabajan, coordinan su actividad misionera con la pastoral de conjunto y colaboran fraternalmente con los demás obreros del Evangelio.

CC&RR Constitución 6

 

“ La voluntad de Dios nunca habrá de llevarte adonde Su gracia no te proteja. Para ganar lo que vale la pena tener, puede ser necesario renunciar a todo lo demás.” Bernadette Devlin

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