EL CUIDADO PASTORAL CONTÍNUO FRENTE A LA CRÍTICA

La vida de cualquier persona que esté involucrada en el servicio público y el ministerio, siempre está sujeta a la crítica. Al recibirlo, es fácil permitirle cegarnos al bien real logrado.

El párroco de Brignoles, cuya “edad y enfermedad” le habían impedido participar por completo en la misión, había escrito una carta de crítica a Eugenio, en la cual acusaba a los Misioneros de no haber dejado resultados duraderos después de la misión en su parroquia.

Dice Ud. a quien desea oírle que: “el incendio sólo ha dejado cenizas”. Si así fuera, habrá logrado llenar nuestra alma del más vivo dolor; y aunque sea cierto que no somos responsables de esa defección, no por eso estaríamos menos tristes; pero, gracias a Dios, encuentro en su propia carta algo que me tranquiliza.

Eugenio señaló a continuación, citando la carta del mismo párroco, que algo del “fuego” seguía ardiendo en la parroquia.

En primer lugar, me dice Ud. que las chicas no han acudido al baile de la fiesta; ya es algo, que la mitad de la población se haya acordado de los principios que se le habían inculcado. ¿Quién sabe si los mismos jóvenes, en gran número, no habrían seguido el ejemplo de las chicas, si, apoyados como debía ser, hubieran encontrado, en una Congregación, las ayudas necesarias? Era nuestro parecer. Además, me dice que la disipación no ha producido ni mucho menos los efectos que yo parecía temer; eso se debe a algunos buenos recuerdos de la misión.

También había contradicción del párroco en cuanto a la asistencia a Misa y la comunión.

Me resta rechazar la inculpación que me imputa de no haber hablado bastante de la misa parroquial. Si su edad y sus achaques le hubiesen permitido asistir a las instrucciones de la mañana, dedicadas a la explicación de los mandamientos, tendría Ud. que reconocer que se ha dicho, sobre ese tema, cuanto se debía decir.

Carta al Párroco de Brignoles, Agosto 23, 1821, EO XIII núm. 39

 

La crítica, como la lluvia, debería ser lo suficientemente suave para fomentar el crecimiento de una persona, sin destruir su raíz.”      Frank Howard Clark

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